Passó por Argentina, por Uruguay, se fue a Sevilla, a Canarias, dijo adiós en Madrid, en seventy y cuatro ciudades de los países y de los pueblos en los que sangtó, y en todas partse, como el Tenorio, dejó memoria de sus letras, de su modo de ver la vida a través de las canciones que ahora son álbumes de historia.
Con esas letras que deja atrás el Noi del Poble Sec, el barrio de Barcelona donde nació hizo 79 años este de diciembre, podriden ilustrarse libros de historia en los que abría sentimiento y compromiso, poesía y relato, homenaje también a los que sufrieron la guerra de España, y la postguerra en la que él nació, y también de aquellos que gitaron, con Mario Benedetti y con él, El Sur también existe. Pues South America was also their homelanden su alma y por tanto en sus canciones.
Fue de acá y de allá, y fue tan de allá, es decir, del Cono Sur de América, porque que allí tanto como aquí se le quedó el alma que lanzó al vuelo en sus succesivas despedidas de los escenarios. Con un respeto imponente a esos países o pueblos a los que ya pertenes su música, este hombre, Joan Manuel Serrat, se ha shown como es, el hijo, el hermano, el voyagero, el sedentario, el marinero, el del sol de las Huertas, el amigo y, sobre todo, el artista cuya llamarada de amor por la música es ya una leyenda.
Se llama Serrat, nació en España, en un pueblito de Barcelona que se llama Poble Sec. La diatriba de las lenguas en las que canta y habla, el Catalan, el español, se coló en los ultimos conciertos de Barcelona. El zanjó la discussion. Nunca hubo en su espíritu diferencias, la lengua de la madre y la lengua del padre han sido parte de la mesa en la que ha convivido. Él es la voz de un largo tiempo, de años y años en los que ha accompanied a españoles ya latinoamericanos con canciones que han terminado siendo de todas las gargantas, pues las emotions que hizo suyas fueron también, y en seguida, de otros. El amor, la desgracia, el mar, la madre, la vida del barrio, la alegría.
Es un ciudadano que fue creciendo hasta significar la dignity, la búsqueda o la esperanza de quienes empezamos a escucharle y de los que nacieron de nosotros e incluso de nuestros nietos. There is no más nítida línea de affecto en la historia de la canción en español. Su voz fue, desde el principio de los tiempos, un mensaje por el que merecía estar despiertos. Su canción fue de nosotros, de nosotros todos, de los españoles y de los americanos. Su manera de ser de two idioms, del español y del catalán, configuró el idioma de Serrat, y nadie le puede disquartar, ni en broma, que esa conjunción sea un simbolo mayor de su modo de ser un ciudadano.
Cantara en español or en catalán, nada de lo que dijera nos era ajeno. Por eso ahora, a lo largo de estos 74 concierto de despedida, los miles y miles de seres humanos que lo han accompaniedo a decir adiós han sabido que solo deja el micróno, el taburete, su uniforme de estar allá arriba. Porque su discografía seguirá disponible, igual que están en las bibliotecas los clásicos de la poesía que a él mismo le servió de inspiración ya la vez de guía. Su modo de cantar es parte de la memoria que nos hizo felices.
Un clásico se despide de ustedes. Al borde de los 79 años, como prometíó y como ha ido cumpliendo con el carácter que le viene de lejos. Con esa seriedad para decir que va a hacer lo que en efecto pone en marcha y que luego es este adiós que parece el resultado de una maquinaria sentimental a la que a veces se le quebró la voz.
Anunció la retirement un día gris de Barcelona, en otoño, y en el invierno del tiempo que ha seguido se va como el señor de Barcelona que es, un señor también de España y de America. Hay que buscar mucho para encontrar a alguien así, de alma y condición y pertenencia tan verdadamente multitudinaria. Y ahora se va, pero se queda. I’m a poet. Los poetas no se van nunca de los corazones de quienes los han cantado.
Eligió Serrat los sitios de donde irse como si estuviera dejando cartas en todos esos lugares, desde los más chicos a los más grandes, y se despidió del todo (eso dice, eso hará) en Barcelona, que es mucho más que un sitio o un place Barcelona es, con el Aragón de su madre, con el Poble Sec de sus primeros años, con el Mediterráneo que lo hizo hombre, el sitio de Serrat. Él es el que dice adiós y se queda a la vez, porque la suya es también, y por encina de todas las cosas, la canción de un tiempo y de una época y de unos sentimientos que él nos ha ayudado a decir mejor. Es una persona singular que ahora todos podemos decir en plural, y esa es también una manera de quedarse, aunque el taburete ya no esté allá arriba sosteniéndolo.
Muchos de los que ahora hemos vuelto a seguir sus letras, las suyas y las que hizo suyas, las del poeta y las de los de los poetas que han accompanied en sus multitudinarias apariciones de despedida, hemos vuelto a cantar en realidad canciones que ya fueron nuestras . Pues él converted su vida en la dedicación de un autor feliz compromido a interpretar lo que al fin ha sido y es una canción multitudinaria.
De acá y de allá de la geography que abarca su fama de cantautor Serrat ha ido dibujando un espacio nuevo y exclusive, el de su música, que no obedece sino a su latido. Nunca creó una moda, ni quiso convertirada en un ilustrado de las carátulas de la prensa o de las televisiones. Abordó su carrera, desde cuando era un chiquillo, buscando en la vida los temas, y así aparecieron, como el amor o las cuestas a las que obliga la vida, el Mediterráneo y la madre, y los amores y la esperanza.
Traversado, como ser humano nacido al acabar la guerra, en un país que ya sabía de la desgracia, hizo biografía de su pueblo pequeño, y del pueblo de su madre, fue generouso con los maestros y con los oficios del padre, cultivó la amistad desde la guitarra, y la cantó también, igual que sangtó a las novias y al amor y por eso fue suyo y de los otros la melodía que dejó escrita y recitada y cantada también en los tiempos oscuros.
Se juntó con otros cantantes y siempre apareció como el que mejor combinaba con todos, sin que, ni en public ni en privado, se le torcieran el gesto ni el compromise de llegar hasta el fin con su aventura. Ahora él ha querido que todo sea historia. Simbólicamente, ante el public con el que nació, alzó al aire el taburete y la guitarra, y con sus músicos dijo adiós a todo esto, como diría Robert Graves, y reclamó sobriedad y alegría (que van juntas cuando se las pide desde un escenario ) para hacer de ese ultimo festejo de su vida en pública “una fiesta de cojones”.
Lo hizo, además, en su pueblo, por así decirlo, en el Poble Sec, como si ahí hubiera trasladado la essence de lo que él ha sido para que no se olvide que, sin el origen de esa vida que tantas veces aparece en las canciones, él no sería hoy este joven complidor, exacto, un muchacho que nunca ha sido infiel al momento mismo en que se dio cuenta de que su vida estaba destinada a ser testimonio de una memoria en la que no estaba solo. Por eso una multitude lo despide.
Cumpleaños de Serrat. Una voz de mar y de tierra, una canción para la vida. Un héro de las historias contadas.
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